sábado, 25 de mayo de 2013

Si tú me dices ven...

Si tú me dices ven… lo dejo todo.
Los recuerdos, las caricias, los besos y miradas,
sensaciones, momentos y palabras…
Lo dejo todo atrás para no volverte a ver.

Si tú me dices ven…lo dejo todo,
dice aquella canción.
Pero tus secretos no los quiero,
ni tu compañía ni el calor
ni unir mi alma con la tuya,
ni tu olor en mi colchón
otorgado por la rebeldía de tu pelo sobre la almohada.

Si tú me dices ven…
Me haré el loco, el sordo,
cerraré los ojos para pasar de largo
y perderme en el tiempo que todavía me queda.
No encontrarme con tu mirada en el camino
ni encontrarme con mentiras que me aten,
ni sentimientos artificiales de culpabilidad y castigo.

Si tú me dices ven…lo dejo todo…
Y ahora  que en mí no hay nada,
ni nada queda de quién creí amar,
que el vacío sustituye todo espacio entre tu vida y mis pupilas,
y los latidos que por ti bailaban se tornaron mudos
bajo el manto de piel que pretende ser coraza
y se queda en un triste disfraz…

Ahora que todo lo dejé…
No importa que digas ven.

Mis pasos los dirijo allá dónde tú no estés.

miércoles, 8 de mayo de 2013

De vaivenes y miradas


         Me gusta sentarme en el asiento interior, cuando voy en autobús. El pasillo me resulta demasiado abierto, me descubre ante un grupo de gente desconocida, me agobia, me hace sentir inseguro. Prefiero pegar la mirada a través del cristal y observar. Observar el paso de las cosas, o como el autobús pasa delante de las cosas…cuestión de perspectivas. Observar cómo el cielo sigue permanente en su lugar, y sólo algunos días se puede apreciar el suave movimiento de las nubes sobre la cabeza y el vuelo de los pájaros entre árboles urbanitas que desprenden electricidad. O cómo los días de tormenta las lágrimas del cielo se estrellan contra la ventana intentando derrumbarla con su transparencia. Y me gusta por un momento voltear la mirada y observar a todas esas personas que me rodean. Y al observarlas, sus facciones, sus miradas, no puedo evitar preguntarme ‘¿Qué estarán pensando? ¿Qué destino llevarán y por qué? ¿Por qué esos gestos y miradas vacías sin emoción? Miradas apagadas o escondidas bajo gafas de sol que no dejan entrever nada…’ Pero tarde o temprano vuelvo a sumergir mi propia mirada en el paisaje que me ofrece la ventana y el vaivén del autobús tomando cada curva desafiando la estabilidad de la calzada va adormeciéndome más y más hasta que, finalmente, mis párpados se rinden ante la persuasión de ceder para cerrarse el uno sobre el otro y el paisaje acaba apagándose para dar paso a los paisajes de tierras de Morfeo en compañía de mis preguntas…tantas preguntas…lamentablemente, el trayecto es demasiado corto como para encontrar respuesta alguna.