viernes, 28 de junio de 2013

Sin destino

Caminaba. Simplemente caminaba sin saber exactamente hacia dónde conducir sus pasos. Dejaba que la brisa nocturna y la luna reinante en el cielo le guiasen hacia un destino desconocido. Caminaba notando la humedad en el rostro. Miraba hacia el cielo buscando respuestas en las estrellas, pero no hallaba ninguna. Todas estaban posadas allí, en las alturas, con un brillo burlón cobarde que acechaba desde lejos. No sabía exactamente qué le sucedía, dónde quería ir a parar, lo único que podía afirmar con certeza era que no quería volver a casa. No quería volver a cubrirse bajo las sábanas frías que todas las noches envolvían su cuerpo y no hacían más que enfriarle el alma. No quería cerrar los ojos y soñar otra vez. Soñar…viajar a ese mundo paralelo como todas las noches para volverse a encontrar con una realidad que existió, pero de la cual ya no quedaba nada. Una realidad que ya nunca volvería a formar parte de su vida. Sonrisas y momentos que en su tiempo hicieron que se estremeciese cada poro de su piel. Y ahora, sólo podía sentirlo en la memoria. Fantasmas del pasado que todas las madrugadas iban a visitarla para recordarle que ella no pudo lograrlo. Que ella estaba destinada a vivir en aquél lugar atormentándose eternamente por no haber traspasado la barrera. Atormentándose eternamente por no haber actuado a tiempo. Por ser una cobarde. El sonido de los disparos aún retumbaba en su corazón al son de sus latidos. Un corazón que ya no era más que escarcha y soledad bañado en un charco de sangre. Y solo le quedaba caminar…caminar sin ningún rumbo, hacia ningún lugar…caminar…

jueves, 20 de junio de 2013

Recuerdos

'De esas cosas de hace tiempo que te vuelves a encontrar y vuelves a leer. Vuelves a leerlo, te miras a ti mismo en ese mismo instante haciendo un breve recorrido a lo largo del tiempo y simplemente, sonríes'.

A veces, las personas necesitan cambios. No necesariamente cambios materiales. Me refiero a cambios interiores. Cambios con uno mismo. Vale la pena echar la vista atrás y recapacitar sobre todo lo vivido. Sobretodo cuando notas que la vida, su orden y organización, se te escapa de las manos. Reflexionar sobre todos los fallos cometidos sin olvidarnos de los aciertos y las victorias conseguidas. Pensar en qué fallos volverías a cometer y cuáles no dejarías que volvieran a suceder. Poner una balanza y apoyar sobre ella cada una de las experiencias vividas. Elegir caminos. Tomar decisiones que puede, o no, sean las más acertadas. Pero necesariamente debemos decidir; cada persona tiene un libro propio que sólo ella puede ir escribiendo a medida que toma decisiones. Nadie debe decidir por nadie; nadie debe escribir una historia que no le corresponde.
Puede que un simple candado no cambie nada, pero se necesita algo que te recuerde lo que eras y lo que eres ahora. Todo lo vivido queda encerrado en una simple señal, una imagen, un recordatorio. Y a pesar de todo, el dolor no mata. Te enseña. Te fortalece.
Aún así, debemos seguir escribiendo nuestro libro, y como me dijeron en su momento:
                                                             ''Todos los días sale el sol.''



martes, 11 de junio de 2013

Tiempo de escribir

Es tiempo de escribir. De dejar que mis pensamientos se deslicen por el borde de los dedos fluyendo con los movimientos que provocan que la tinta dibuje formas sobre el papel. La tinta que quiere ser sangre y la sangre que no quiere reconocer que no encuentra ya razón alguna para volver a sentir ni volver a ser lo que solía ser.

Ser…y yo soy un simple mortal encerrado bajo un cuerpo que funciona como un juego de engranajes que no paran de rodar. Y chirrían…chirrían con cada vuelta porque el óxido los gasta a cada paso que mi mente ordena dar. Y los pasos que no llegan nunca a su destino, que no tienen ningún lugar al que dirigirse, ningún lugar sobre el que orientarse y sólo queda caminar…caminar sin saber nada.

¿Y qué sé yo sobre la vida, si no es más que caminar? Que la vida es más que el agua que me inunda por dentro y en la que ahogo mis penas para transformarla en vino y dejar que recorra mis venas para terminar en el olvido.

Y el olvido me recuerda cada día que no puedo despertar con los ojos abiertos. Que me pierdo entre tinieblas cual sombra en la oscuridad y no encuentro el resquicio de la puerta por la que la luz haga de guía y escapar…y cierro los ojos escuchando a mi reloj imitando esa gota de la ducha que no cesa de caer…marcando el ritmo, lentamente…hasta que finalmente alguien llega para cerrar bien el paso, y como tal…mi tiempo se para, y con él, pensamientos que la tinta dibujaba en el papel.


jueves, 6 de junio de 2013

¿Causa de casualidad?

Maldita casualidad de la vida, o causalidad desconocida. Ya no sé a qué se debe cada momento y acontecimiento. Cómo en tan poco tiempo ha venido el pasado a devolverte con un puñetazo los hechos del ayer. A saludarte, por si de él te habías olvidado. Cómo el mundo da vueltas y más vueltas, pero al final todas resultan ser sobre el mismo eje para acabar dónde empezó. No hace falta que actúes, no hagas nada, todo lo verás pasar ante tus ojos y te arrancará los pies cada vez más de la realidad. Algo sin relación alguna de repente se ve conectado con todo como la formación de un esquema de enlaces interpersonales que no tiene fin. Acabar pensando sobre si todo está planeado por eso que algunos llaman ‘destino’. Yo seguiré aferrándome al término ‘casualidad’. Y aferrado a él seguiré caminando, a ver con qué más me puede sorprender a lo largo del camino.  Dejemos la causalidad para otras situaciones.