Maldita casualidad de la vida, o
causalidad desconocida. Ya no sé a qué se debe cada momento y acontecimiento.
Cómo en tan poco tiempo ha venido el pasado a devolverte con un puñetazo los
hechos del ayer. A saludarte, por si de él te habías olvidado. Cómo el mundo da
vueltas y más vueltas, pero al final todas resultan ser sobre el mismo eje para
acabar dónde empezó. No hace falta que actúes, no hagas nada, todo lo verás
pasar ante tus ojos y te arrancará los pies cada vez más de la realidad. Algo
sin relación alguna de repente se ve conectado con todo como la formación de un
esquema de enlaces interpersonales que no tiene fin. Acabar pensando sobre si
todo está planeado por eso que algunos llaman ‘destino’. Yo seguiré aferrándome
al término ‘casualidad’. Y aferrado a él seguiré caminando, a ver con qué más
me puede sorprender a lo largo del camino. Dejemos la causalidad para otras situaciones.
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