viernes, 28 de junio de 2013

Sin destino

Caminaba. Simplemente caminaba sin saber exactamente hacia dónde conducir sus pasos. Dejaba que la brisa nocturna y la luna reinante en el cielo le guiasen hacia un destino desconocido. Caminaba notando la humedad en el rostro. Miraba hacia el cielo buscando respuestas en las estrellas, pero no hallaba ninguna. Todas estaban posadas allí, en las alturas, con un brillo burlón cobarde que acechaba desde lejos. No sabía exactamente qué le sucedía, dónde quería ir a parar, lo único que podía afirmar con certeza era que no quería volver a casa. No quería volver a cubrirse bajo las sábanas frías que todas las noches envolvían su cuerpo y no hacían más que enfriarle el alma. No quería cerrar los ojos y soñar otra vez. Soñar…viajar a ese mundo paralelo como todas las noches para volverse a encontrar con una realidad que existió, pero de la cual ya no quedaba nada. Una realidad que ya nunca volvería a formar parte de su vida. Sonrisas y momentos que en su tiempo hicieron que se estremeciese cada poro de su piel. Y ahora, sólo podía sentirlo en la memoria. Fantasmas del pasado que todas las madrugadas iban a visitarla para recordarle que ella no pudo lograrlo. Que ella estaba destinada a vivir en aquél lugar atormentándose eternamente por no haber traspasado la barrera. Atormentándose eternamente por no haber actuado a tiempo. Por ser una cobarde. El sonido de los disparos aún retumbaba en su corazón al son de sus latidos. Un corazón que ya no era más que escarcha y soledad bañado en un charco de sangre. Y solo le quedaba caminar…caminar sin ningún rumbo, hacia ningún lugar…caminar…

No hay comentarios:

Publicar un comentario