A veces, las personas necesitan cambios. No necesariamente cambios materiales. Me refiero a cambios interiores. Cambios con uno mismo. Vale la pena echar la vista atrás y recapacitar sobre todo lo vivido. Sobretodo cuando notas que la vida, su orden y organización, se te escapa de las manos. Reflexionar sobre todos los fallos cometidos sin olvidarnos de los aciertos y las victorias conseguidas. Pensar en qué fallos volverías a cometer y cuáles no dejarías que volvieran a suceder. Poner una balanza y apoyar sobre ella cada una de las experiencias vividas. Elegir caminos. Tomar decisiones que puede, o no, sean las más acertadas. Pero necesariamente debemos decidir; cada persona tiene un libro propio que sólo ella puede ir escribiendo a medida que toma decisiones. Nadie debe decidir por nadie; nadie debe escribir una historia que no le corresponde.
Puede que un simple candado no cambie nada, pero se necesita algo que te recuerde lo que eras y lo que eres ahora. Todo lo vivido queda encerrado en una simple señal, una imagen, un recordatorio. Y a pesar de todo, el dolor no mata. Te enseña. Te fortalece.
Aún así, debemos seguir escribiendo nuestro libro, y como me dijeron en su momento:
''Todos los días sale el sol.''
M'agrada!
ResponderEliminarRecuerdos que no hacen más que devorarte, duelan o no duelan, miras la imagen del ayer y recuerdas ese día en la nieve, aquella pegadiza canción sin sentido. Recuerdas los bailes en una clase y las discusiones en un patio.
Miras, pero no ve, recuerdas; observas y sientes todo lo que pasó, lo bueno y lo malo disputan dentro tuyo luchando por conquistar tu corazón.
Y piensas en lo que fuiste y miras lo que eres hoy. ¿Igual o distinto? ¿Mejor o peor?
Decides tu camino y escribes tu propio libro, andas tu sendero y miras tu cielo, pero las personas vienen y van, unos dejan en ti la huella del amor, otros, infunden dolor y otros, quizá, indiferencia. Tú te escribes, pero ellos te subrayan y al final, quién sabe qué quedará de ti, lo bueno que te hizo resplandecer o el dolor de un pasado contra el que no supiste vencer.
Los recuerdos en un folio permitirán que apartes el sentimiento a un lado para poder andar sin ningún peso que cargar. Pues todo lo que sientes lo dejaste en un cajón un día y aunque a veces lo ves, no siempre lo llevas encima.
Y volver a sonreír en paz cogido de la mano de alguien con quien compartir virtudes y defectos y llamarle "amigo" o "amor", qué más da qué etiqueta pongas mientras sepas que tú, jamás lo abandonarás.
Y seguirás andando y seguirás soñando y así, escribiendo y dibujando, tu vida se irá llenando.
G. Cardera.