La distancia entre los dos era insalvable. Un vacío infinito se abría entre ella y yo y daba igual cuánta carrerilla pudiera coger, acabaría entregándome a aquella oscuridad si se me ocurría saltar en algún momento. Negra y profunda.
Tampoco servía de nada gritar. Ella no podía oírme. O no quería oírme. Sabía que sin intentaba decirle algo simplemente haría como si nada hubiera escuchado, como si esa voz en el aire no existiera, y seguiría de espaldas al vacío que dominaba nuestra distancia. Distancia cada vez más acentuada por los pasos que ella daba y que yo no podía seguir. Aunque a decir verdad, creo que mis propios pasos poco a poco iban dirigiéndose en el sentido opuesto. No podía seguir mirando eternamente aquella brecha. No podía seguir esperando (¿esperando a qué?). Ella ni siquiera se había girado en algún momento para buscar mi mirada e intentar salvar ese vacío y crear un puente que nos permitiera cruzarlo. ¿Qué más daba ahora? Todos tendemos a idealizar a las personas y estaba claro que yo había caído en el error.
La distancia se hizo más grande.
En realidad no me importaba. No me malentendáis. Quiero decir que me gustaría encontrarme cara a cara con ese ''error''y conocerlo. Saber si realmente he caído en el error.
Me giré dándole la espalda al vacío y comencé a dar pasos. Estaba decidido. Si de verdad quería salvar aquella distancia, primero debía encontrar el modo de aprender a volar.
domingo, 31 de agosto de 2014
domingo, 27 de abril de 2014
Encuentros. Ausencias.
La echaba de menos. A veces. Día sí, día no. Echaba de menos su mirada y echaba de
más su presencia dependiendo de cómo se levantara por la mañana y el sol
saliera torcido, de frente o entre nubarrones incandescentes embellecidos por
la polución. Oía su voz en la radio o en el viento que soplaba entre
callejuelas grises en sus paseos diarios. Veía su rostro en las caras de la
gente que pasaba por su lado. Esa gente que caminaba Dios sabe hacia dónde,
sumidos en pensamientos que seguramente estarían vacíos de significado y llenos
de insignificancia. Oía su risa en el licor que golpeaba el fondo de una copa
con hielo, y en éste sentía el sabor de sus besos que le quemaban la lengua y
le enmudecían el habla para que se expresase sólo el cuerpo. Besos que sólo
vivían en su cabeza, en sus sueños.
La veía
en las noches de luna llena mientras el viento le rozaba la cara y acariciaba
el pelo haciendo que se moviera y adoptara formas dignas de la mejor bailarina
de ballet. La recordaba al acostarse y apoyar la cabeza sobre la almohada,
reconociendo su perfume en las sábanas y su calor entre los brazos que sólo
abrazaban aire. Entonces apagaba la luz y se dejaba llevar por su mente hacia
lugares dónde podía estar a su lado y volver a ver su sonrisa brillar de tal
forma que hacía enervar al mismísimo sol.
Se
preguntaba si ella podría recordarlo también a él. Si sentiría cómo la
madrugada le invadía envuelto entre recuerdos que jamás existieron. Porque, al
fin y al cabo, ella no sabía de su existencia. Sólo se cruzó con su mirada una
única vez. Pero esa vez fue más que suficiente para hacerle sentir que había estado toda una vida a su
lado.
viernes, 7 de marzo de 2014
Olvido selectivo de un pasado fingido
He
olvidado tu nombre.
El
tacto de tus deseos,
tus visitas
en la madrugada.
Y pasado
tanto tiempo,
he acabado olvidando el sabor de tus sueños sobre
mi almohada.
He
olvidado también tu voz, tus palabras.
Aquellas
que decías siempre
cuando pendía
haciendo equilibrios sobre un hilo
y tú
hacías que todo se convirtiera en nada.
Que perdiera
todo el miedo a saltar hacia el vacío.
He olvidado
tu aroma.
El mismo
que tu pelo esparcía al son del viento...
tu pelo
que bailaba siempre, rebelde,
enredándose
entre mis dedos.
He
olvidado el quererte.
La suma
compleja de dos cuerpos en uno sólo.
El
nerviosismo de mi piel buscando tu encuentro.
La lucha
de dos lenguas.
El lenguaje
de tu cuerpo.
Las miradas
cómplices.
Los susurros
al oído haciendo gritar al corazón.
Las
caricias prohibidas y los besos robados.
Mi mano
deslizándose alrededor de tu cintura…
Ahora
todo queda en recuerdos vaciados
de un ayer que no existía.
Lleno de mentiras, fantasías…
Compañeras
de un viaje sin destino accidentado.
Tanto lastre, tan dañino…
…mejor haberte olvidado.
lunes, 27 de enero de 2014
El mar de tus ojos
Tus
ojos son el mar
cuyas olas
me atrapan con fuerza
invitándome a hundirme entre ellas
bailando
a su dulce compás.
Compás
que me arrastra sin remedio
y sin
miedos me dejo llevar
para perderme entre tu aroma
y tus
caricias marinas de sal
de tu
piel salada y morena
que me
envuelve suavemente en sus brazos
mientras
el sol da paso a la luna
ocultándonos
bajo un manto estelar.
La
marea subiendo en la noche
uniéndome
a ti entre oleajes
provocados
por nuestra lucha
de
dulces besos salvajes.
Mas
cuando al fin la calma llega,
después
de tan cálida tempestad,
me dejo
arropar por la arena
y tu
voz susurrándome
adormece
mi alma y me lleva
de
nuevo a perderme en tus ojos,
el mar.
martes, 21 de enero de 2014
El galán
Martín se acicala cada mañana,
vestido de sonrisas y miradas picantonas
para lindas señoritas y alguna que otra señora
cuyas caras se sonrojan cuando pasan muy cercanas.
Siempre vestido de muy alto punto.
Sombrero de copa y el traje a conjunto.
Perfume de hombre, que no jovencito,
bien sabe que las mozuelas los prefieren maduritos.
Lleva un buen paso, con mucho salero.
El ritmo en las piernas, la alegría en el cuerpo.
Siempre arrodillado a los pies de bellas damas
desnudándoles el alma con hermosas palabras.
Bellos paseos por parques y prados.
Ramos de flores y hermosos regalos.
Poemas y canciones, bailes muy pegados.
Al final una caricia en el lugar adecuado.
Y algo más que el alma acaba cayendo
en los brazos de este joven, galán y caballero.
¡Ay Martín! No hay mujer que se resista
ante todos tus encantos de sentimiento contrabandista.
sábado, 4 de enero de 2014
Nómada
Tomó un
tiempo de descanso
entre líneas
sin palabras con caricias sin amor.
Las
noches le entregaban el calor por sentimiento
mientras
la luna le guiñaba un ojo desde el colchón.
Porque
no encontraba labios que encajaran con su alma
ni esas
manos que abrazaran a su amiga soledad,
decidió
vender palabras cargadas de falsa ternura
a cambio
de amor con fecha de caducidad.
Sábanas
de hielo seco,
Café,
leche y un adiós.
¿Qué
menos que un desayuno
Para un
polvo del montón?
Un
viajero sin destino,
mercader
de los placeres,
domador
de la locura,
poeta de
champán y hoteles.
Amante
de desamores
y amado
por lo prohibido.
Lo
bello que en él quedaba
fue perdiéndose en el olvido.
Y así
sigue su camino, regando las flores tristes
con lágrimas
enjuagadas en noches de falsas hadas,
falsa magia.
Susurros disimulados vacíos de significado.
Sin besos
que van al alma,
entre luchas
de almohadas.
Pues
todo lo que él ofrece sólo es amor por un día.
Unas
horas de mentiras que saben a poesía.
A licores
de lujuria mezclados en el colchón,
dejando
sólo el recuerdo de su tacto sin amor.
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