jueves, 4 de abril de 2013

Cuestiones a la nada

Dulce oscuridad, 
que me atrapa y me condena
arañando con tus garras
cada trozo de mi alma en soledad.

Dulce manto sombrío,
¿cuánto tiempo más a tu lado
necesito para darme cuenta
de que la vida no es más;
que sin ti no existo?

Y dime, 
¿cuántas lágrimas secas al aire
han de derramar mis ojos
para darte a conocer que mi mundo
ha sido destruido bajo el peso de tu olvido?

¿Cuántas palabras cegadas 
han de quedar en mi boca?
Pues cuando en tu presencia caigo
ni en mi existencia confío.

¿Cuántas heridas me bastan
para dejar de sangrar?
Pues tus mordiscos de rabia
en mi armadura de indiferencia dañada
tras todo este tiempo no acordaron tregua alguna.

Y, ¿cuántos suspiros me quedan por dar?
Porque mis fuerzas, y con ello,
mi fe y mi voluntad, 
empezaron ya  a perderse, 
terminando por ahogarse
en ese mar que al olvido llaman.
Seguramente en breves, dejaré de respirar. 


2 comentarios:

  1. Es dejar de respirar o que actué olvido.

    ResponderEliminar
  2. Y aunque a veces el olvido te ahogue y no te permita respirar, quién sabe, quizá no todo esté perdido. Pues tras una mirada o un abrazo, algo te indica que todavía existe un pequeño calor en algún rincón del mundo y aunque los cristales de tu corazón te hayan desgarrado, alguien te logrará curar, algo te volverá a despertar y créeme...
    las lágrimas y las heridas no habrán sido en vano.

    "Relatos del más allá"

    ResponderEliminar