Debo admitir que últimamente estaba escribiendo con tonos muy oscuros. Cada vez más, cosa que al final me empezaba a preocupar un poco. Así que no sé muy bien cómo, he comenzado a pensar y a darle vueltas al asunto para finalmente acabar encontrando un poquito de claridad en mi mente. Un poquito de esa alegría y esperanza que a veces cuesta sacar a relucir, pero que debería brillar todos los días y más las noches para que la oscuridad no nos engañe y envuelva (a veces resulta demasiado persuasiva). Esta alegría me ha venido a la mente en forma de Plastidecor. Sí, de colores con los que pintábamos la mayoría cuando éramos pequeños y, no sé, de alguna manera me he imaginado pintando todo aquello que me entristece de colores, pero también todo aquello que consigue sonsacarme una sonrisa. Sacando el mejor lado de las cosas, tanto buenas como malas y aprendiendo a pintar el camino a tu gusto...
Pinto colores
Me dedico a pintar
colores
allá por dónde mis pasos dibujen un camino.
Pinto colores de
sonrisas,
pero también de
lágrimas y olvido.
Pinto colores de
amplia variedad:
Colores de alegría,
de euforia y soledad.
Colores de recuerdos,
de canciones y de paz,
de dormirnos
abrazados y escuchar tu respirar.
Pinto colores
oscuros
en tus pupilas cuando
no miras;
Pinto colores claros,
cuando la risa me
ilumina.
Pinto colores en
aire, fuego, tierra y mar,
mas aún así me parece
que
los cuatro elementos
son pocos
para tanto que debo
pintar.
Pinto colores de ilusión, simpatía y amabilidad.
Pinto colores mezclados
a base de bondad.
Pinto colores que
sólo contengan verdad.
Que la mentira no es
pintura.
Que tan solo lleva
maldad.
Y la maldad no pinta
nada,
no pinta nada la
oscuridad.
lienzo negro recargado
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